lunes, 13 de junio de 2016

Llueve sin ganas

I
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- Aquí ya está la cagá.
-       - Estuvo siempre, fueron los que como tú  se creyeron el cuento .
-       - No le pongai, hay rachas. Nos hubiera ido mejor yéndonos a una mina, allí hay plata segura. Dime si tuvieras la oportunidad hoy si acaso no lo harías, ¿Qué hemos sacao con la huevá de la contaduría? - - - Ya ni los bancos…
-       - No había otra cosa mejor alrededor o te creí que podíamos elegir.
-       - El Agustín está en el Norte  cerca de Calama y dice que es feo, pero que la huevá da para comer y salir de carrete todos los sábados.
-       - ¿Y no es feo Cerro Navia? Yo ya no estoy ni pa’l carrete. A veces miro a estos pendejos que no llegan a 16 y se levantan los cajeros y los entiendo. Eso es lo peor, que los entiendo.
-       - Dice que hay colombianas muy calientes y que puedes tener a una diferente cada fin de semana.
-       - Estás perdío…siempre la misma huevá. El mundo se derrumba, léete cualquier diario y lo verás. Y encima esta puta lluvia.
-       - Me aburrí ¿Quieres otro?
-       - No

II


La Fuente El Chonco abrió en 1962, desde entonces los vidrios de la ventana están sucios. Creo que no los he visto nunca limpios. Le pasas el trapo y quedan igual.  Dentro están esos dos gallos de siempre, toda la mañana dale que dale. Llueve y los ahuevonaos se quedan ahí,  sin agallas. No tienen un proyecto , no tienen una idea práctica ¿cachai?. Hay que pensar en positivo.

Yo con un día más que trabaje puedo sacarme el pasaje a Melipilla y allí  hay oportunidades, no hay que tenerle miedo al mundo. Eso lo aprendí de mi difunta madre. Benito, me decía, la vida es de los empeñosos, de los que trabajan todos los días, de los que como mucho toman una copa de vino en la noche. Es cuestión de tiempo y esfuerzo Benito.  Y el sábado me pasearé por la calle principal de Melipilla, no como estos.

III

Ha empezado a correr el agua por la calle, ya esta sucia de tierra. La mujer que ha salido de la frutería ha entrado en la fonda.  Dentro, como siempre, están “Veneno” y “Pancho K” con sus piscolas a medio. En la pantalla de TV el matinal con la Karen

Apenas pasan autos y los que pasan salpican de agua los puestos vacíos de la feria.

El único tarao que está en la calle, como si nada, es el Benito, limpiando los vidrios de la Fonda en un día como este.

Al final de la calle cuando se llega a la avenida se ven las luces encendidas de los comercios de la gente bien. Son las 11 de la mañana, pero apenas se ven las fachadas con precisión. Algunos días no se levanta la luz. Los portales sombríos, las luces fundidas de la calle Huelén, un carabinero enciende un pucho a escondidas. El cerro está tapado de nubes.

Se espera una tarde de lluvia, rebosaran las alcantarillas. En la noche olerá mal y los jóvenes se reunirán en algún soportal a beber. La Flori saldrá a la esquina después de acostar al niño. Nunca pierde la esperanza de ganarse unas lucas. Y si la pierde, debajo de esa pintura roja de Heidi, no se nota.

IV



No es el mejor día para venir a trabajar, pero el compromiso es el compromiso, si alguna vez quiero ser la estrella de Animal Planet, tengo que estar para las duras y las maduras . Las palomas suburbiales pueden ser una plaga. Ya las reclusas de todos los penales de Chile las aborrecen, sin embargo aquí, paradas sobre los cables de la luz, borrado el contorno de las alas por la lluvia, son el símbolo de una paz mundial que  hace aguas.

Cada minuto y medio hago una serie de diez fotos. La del centro es mi favorita, tiene signos en la cabeza de haber sido picoteada por un macho, carece de postura, es una sombra que feca sobre los autos estacionados delante de la Fonda del Chonco.  Los colores grises en degradé son una sopa sucia. Espero que se mueva, que haga el gesto de volar al resguardo del tejado, pero está quieta, detenida en una imagen de pasta base. Solo un par de veces ha seguido el movimiento del brazo del Benito, como si quisiera aprovechar el instante de claridad para ver quienes están dentro.

 Feca y feca, llenando de mierda la calle Huelén. Perseguir el éxito también tiene su cruz. Y ahora me río porque ha salido Veneno y le ha cagado la hombrera de la parka. Pancho sigue  hablando a su lado como si nada, es la ventaja de estar acostumbrados al destiempo. Me imagino que sigue convencido de que el futuro está en la minería del Norte. No aprende el huevón. No hay un mundo más allá. No hay Paraíso. Somos pocos los que cabemos en Animal Planet.

¡Ahora!, ahora la paloma  planea hasta la puerta y hay un momento en que al pasar frente a la farola refleja en sus plumas una sombra de plata, seguramente será robada. Dos tomas más y bajo a la Fonda.

V

En el informativo hablan de una lluvia tóxica color café, apenas se distinguen los edificios. El canal de San Carlos lleva chocolate. No hay explicaciones más allá del diluvio. Mejor es cerrar las puertas, que la gente vaya a encerrarse a sus casas y ponga los cubos para recoger la cosecha de  goteras de este Martes sin historia en que la selección ha vuelto a perder. Puta la huevá.

Una sopaipilla, tal vez esa es la esperanza. Guarda la cámara en la funda y ve en el celular una llamada perdida de la Carla, justo hoy.

Llueve sin ganas cuando el flaco Cardenal entra en la Fonda, Benito  le saluda desde la mesa debajo del televisor. Se caen bien, a él fue a quien le contó el secreto de las palomas andinas, las que tienen un ojo de pupila en espiral, un torbellino inacabable que sugiere el abismo. Nadie lo sabe y esa será su llave del éxito. Unir los puntos, el ojo de la paloma andina, la teología de la liberación, las calles de esta ciudad vencida, la mirada de la Flori cuando le pasa leche para su hijo, las conversaciones  del Veneno y Pancho K, que dan vueltas y vueltas sobre la imposibilidad de surgir, pero no faltan.

Con la copa de Gato Negro de cada tarde, el Chonco le trae un sobre con estampas de cuando su
hermana cuidaba la parroquia. Allí está la que busca para hacer el montaje con el que terminará su experimento gráfico. Sorprenderá al jurado de Animal Planet, lo presiente. No, lo sabe, está seguro. Ellos esperan los videos de las selvas, de especies de los hielos del Sur, de aves nadadoras en los rápidos de los ríos caudalosos, su composición de fotos  de palomas y tomas de la fauna humana, la selva de la ciudad, las lluvias oscuras de la polución que ataca, les romperá los moldes.

Sólo le queda elegir el título; duda entre dos “Estudio del Espíritu Santo” o “La paloma trinitaria”. ¿Por qué no? Le pregunta a Benito y después de pensar durante un rato Benito elige.


Vuelve a la calle, anochece, no contesta la Carla. Llueve al mismo ritmo, como una foto repetida. Llueve sin ganas.